El ambiente onírico de esta novela llevara al lector a perderse en el ghetto de Praga junto a la figura de su protagonista Atanasius Pernath y el Golem, una figura cabalística que su autor, Gustav Meyrink, utiliza para problematizar aspectos de la individualidad y la colectividad de sus personajes, y que posee una serie de aspectos simbólicos fluctuantes entre lo fantástico y lo místico religioso, ostentando un tono mesiánico y profundamente relacionado con el autor mismo y sus orígenes. Frente a un panorama hostil en el año 1915 dicho relato no puede evitar presentar aspectos destructivos y angustiosos; así pues, El Golem fue un éxito comercial para su época, en parte por el acceso de este mito dado para un gran público y no sólo para la minoría de tradición judía.